lunes, 15 de enero de 2018

Devocional Semanal: ¿cómo vamos con las excusas?

Yo no sé si a ustedes les pase igual, pero cada vez que comienzo algo o que no veo los resultados esperados en lo que estoy haciendo, me asaltan un montón de dudas, todas apuntando a lo mismo: ¿vale la pena lo que estoy haciendo?

Y es que a mi mente llegan pensamientos como: nadie te va a ver, leer o deberías estar haciendo otra cosa porque para esto no eres buena. Y sé que no soy la única porque frecuentemente escucho personas a mi alrededor, que me manifiestan con sus palabras dudas muy similares con aquello que están llevando a cabo.

No te voy a decir que esto va a dejar de suceder. Para nada, por el contrario, soy de las que cree que cuando te atreves a soñar y arriesgarte hacer esas cosas que creías imposibles, vendrán una y otra vez estas mismas preguntas. Y realmente el problema no es que aparezcan, sino que las conviertas en tus excusas favoritas para no continuar con lo que estás haciendo.

No sé si ya lograste bajar tu primer kilo, si empezaste con tus clases de inglés o si le pusiste nombre a ese proyecto en el que quieres trabajar. No sé si tus propósitos están tomando forma o si están en crisis.

Por eso, esta semana quiero proponerte que hagas lo que nos dice 2 Corintios 10:5 “lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” sí, cada uno, sin reparos. Deja de consentir en tu cabeza esas ideas perjudiciales que te están alejando de tus propósitos personales, y peor aún del propósito de Dios para tu vida.

Hace tiempo aprendí que las excusas no nos dejan avanzar y que, si no la reconocemos como un problema, veremos frustrado todo a nuestro alrededor. ¿Quieres soltar las excusas?


Señor, hoy te pedimos que tu Espíritu Santo nos ponga alerta cuando estemos pasando por momentos de duda, que nos ayude a identificar las mentiras que estamos creyendo y esas excusas favoritas que no nos están permitiendo cumplir con lo que pusiste en nuestras manos. Recuérdanos que podemos llevar cautivo cada uno de nuestros pensamientos a tu obediencia, y que tú puedes limpiar con tu preciosa sangre nuestra mente de todos ellos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario