viernes, 23 de enero de 2015

Dios proveera



El discurso del Presidente Maduro de Venezuela en medio de la crisis que están atravesando en el país vecino, ha levantado sin duda alguna un revuelo en la opinión pública y redes sociales. El decir “Dios proveerá” no era lo que esperaban los venezolanos que están viviendo la realidad dolorosa de un país que económicamente no se encuentra bien. 

Pero esta frase que se encuentra en Génesis 22:8 y en otros lugares de la Biblia, tiene una connotación mayor; la cual no implica que usted puede quedarse sentado esperando que le llueva del cielo, sino que, en la medida que usted se sacrifica y hace su parte Dios hace la otra parte que falta. Bien dijo @benditoavila en su twitter “Dios proveerá, pero usted trabajará y se esforzará”.

Lo que me asusta es pensar que en nuestro diario vivir podemos ser de esos que esperamos el milagro para cambiar lo que nos sucede, pero no tomamos las decisiones correctas para ser nosotros mismos ese milagro.  

Soñamos con escribir libros, trabajar en compañías de alto nivel, construir lugares, transformar vidas y muchas cosas más; pero todo se queda en sueños por que no actuamos, dejamos todo a la suerte o si somos creyentes a lo que Dios quiera. Y como creyente le puedo decir algo hay momentos donde Él va actuar de forma sobrenatural porque lo he experimentado, pero en otras ocasiones le dejará que usted de pasos y utilice las herramientas que ya le suministró a través de los dones y talentos que posee.

¿Quiere hacer algo importante? primero calcule el costo y lo que le implica tomar esa decisión. ¿Ya está decidido? Pues empiece con esas pequeñas cosas que están a la mano y haga realidad de a poco el sueño que se propuso. Persistir, creer que es posible y hacer lo que le apasiona aun cuando haga lo que le toca, puede ser más interesante que quedarse esperando. 

Conozco la mano poderosa de Dios, lo conozco en situaciones sobrenaturales que sólo son obra del cielo y no tienen explicación, pero también conozco un Dios que le gusta que dejemos la cobardía de un lado, reconozcamos los errores cometidos y comencemos de ceros. Tal vez la lección más importante que he aprendido del Dios en el que creo, es que estamos aquí para servir a los demás y cuando nuestros mandatarios entiendan eso nuestras naciones pueden ser realmente libres y diferentes.

sábado, 10 de enero de 2015

Bogotá le da la bienvenida. ¿Qué le da usted a Bogotá?




Bajo la adrenalina nos volvemos un pedazo de historia sin contar, gritamos, corremos, nos paralizamos, golpeamos etc. Cualquier reacción es posible cuando segregamos la hormona de la adrenalina y en Bogotá creo que la hormona se activa cada minuto en alguien con el grado de inseguridad, los trancones, el Transmilenio entre otras cosas que pueden vivirse en una ciudad como la nuestra. 


Bogotá sin duda alguna es una ciudad grande, con barrios que no conozco del todo y que año tras año recibe una gran colonia de cada parte del país y del mundo, que viene en búsqueda del sueño de las posibilidades que se pueden encontrar en esta ciudad o huyendo de la falta de atención del Estado a sus terruños. 


La ciudad de todos, como la vienen llamando de un tiempo para acá, parece a veces la ciudad de nadie y como bogotana, de las pocas que quedan, veo con dolor como se aumenta la población y a su vez los problemas. Con tristeza debo decirlo que si usted viene de vacaciones y lo miran mal no se lleve la impresión que son lo rolos los que lo hicieron porque a mí a diario gente de otras ciudades me ha mirado con odio, ya ese cuento de que somos los fríos del país está mandado a recoger. 


Nuestra ciudad recoge y acoge a todos y no veo que este mal porque como ciudad está destinada a ser un punto de encuentro y más aún cuando es la capital del país, pero hoy quiero hacer un llamado a la conciencia. Si usted viene de otro lugar donde hay menos población, menos carros, más capacidad de manejo de las situaciones no venga a criticar y a comparar que su ciudad, país o pueblo es mejor y que Bogotá no, le recuerdo que año tras año personas como usted vienen a llenarla más y ella le da todo lo que necesita, vivienda, educación, comida y una oferta cultural que en gran parte es gratuita. 


Hoy hago un llamado a la conciencia de no botar el papel en la calle, de cuidar las fuentes hídricas, de aprender cultura ciudadana, desde hacer una fila o no empujar para ingresar al transporte público, a la cultura de no le echo el carro al otro porque tengo una camioneta y él tan sólo es un peatón o alguien que usa la cicla como medio de movilización, a no comprar dos o tres carros para evitar el pico y placa y llenar las calles. La invitación es a dejar de denigrar mi ciudad, a respetarla, respetar a sus habitantes y tratar de que ella sea un mejor lugar para habitar, pues cada diciembre usted va de visita a su lugar de origen y no hace lo mismo que hace aquí por el contrario cuida y habla maravillas. 


Yo aprendí con los años que si uno bendice el lugar donde vive las cosas cambian, que si usted habla lo bueno la gente cambia, las palabras tienen gran poder pero los hechos pueden transformar aún más lo que le rodea. Entiendo que no es sencillo vivir sonriendo cuando a diario vemos ladrones y con suerte nos libramos de ellos o cuando el tráfico está al tope y no podemos llegar a tiempo, pero está en nuestras manos en las de los bogotanos nacidos y adoptados mejorar esta ciudad. 


Vote bien en las próximas elecciones, por el que quiera pero lea las propuestas no se deje llevar por la masa de los extremos, por odios o por el tamal que le den en plena campaña. Analice con su familia qué cosas puede hacer para mejorar, deje de pensar de forma individual y sobre todo como decía Fito Páez en una de sus canciones ¡Saque el diablo de su corazón!