lunes, 18 de febrero de 2019

La hora del amor

Desde que Agustina nació, ella ha sido una niña demasiado tranquila. Ella llora por lo estrictamente necesario y es complejo darse cuenta cuando está enferma. Pero de unas dos semanas para acá veníamos notando que después de las 5 de la tarde lloraba inconsolable y lo hacía con mucha rabia.

Al principio no les voy a negar que me desesperaba, en especial, porque a esa hora por el cansancio suele darme dolor de cabeza. Las mamás me entenderán, no hay nada más complejo que un bebé llorando y tu cabeza zumbando. El asunto es que optamos muchas veces por dejarla llorar, le llamábamos la atención y pensábamos que estaba muy consentida (obvio está consentida) pero realmente no sabíamos cómo manejar el asunto.

Un día ya habiendo agotado los recursos humanos y sin dolor de cabeza a bordo, escuché una voz, la voz del Espíritu Santo que me dijo: “abrázala muy fuerte, ponla entre tus brazos y arrullala. No importa si trata de soltarte y te da golpes con todas sus fuerzas, sigue dándole todo tu amor hasta que se calme y en ese momento habla con ella”. Así lo hice y pasados unos minutos de besos, abrazos y arrullos mi hija se encontraba durmiendo entre mis brazos con mucha paz.

Más adelante descubrí que era normal, que hay horas después de las 5 de la tarde donde los bebés de 1 a 3 meses sacan todo su estrés, su rabia etc… Y aunque leí sobre muchas técnicas “la hora del amor” como la bauticé, es lo único que funciona para ella.

Cada vez que lo hago viene a mí mente este versículo: “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” Mateo 7:11 NVI. Y  así es, a veces yo he querido huir de Dios, en especial cuando siento que las cosas no salieron como esperaba y pienso que de alguna forma me traicionó, no es que Dios sea así, pero mi mente limitada a veces no logra ver más allá de la situación y no encuentra propósito en lo que está pasando.

Lo interesante es que el mismo Dios creador del universo me abraza, me besa, me consiente y no me suelta en esos momentos. ¿Qué cómo lo hace? Uff amigos con tantos detalles en su palabra, durante el día, a través de desconocidos y conocidos, mientras estoy orando, a través de Jesús… lo hace una y otra vez, y aunque quiera soltarme es imposible resistirme a su amor y calmarme entre sus brazos.

¿Estás a punto de soltarte de su amor? ¿No conoces el amor de un padre terrenal de esa manera y te cuesta ir a sus brazos? ¿Tu prueba actual te hace pensar que no está contigo? ¿Todo está muy oscuro y tienes mucha rabia? Te quiero animar a pasar esa hora de amor con Dios, lo bueno es que podrás hacer tu pataleta, aun golpearlo como hace mi hija conmigo al querer soltarse, Dios tal cual como este ser humano que escribe tendrá paciencia suficiente hasta que te dejes amar, te calmes y pueda hablar contigo. ¡déjate amar!

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