lunes, 27 de agosto de 2018

El Casco Protector

Por: Camilo Fierro

A veces Dios nos regala cosas que no deseamos, y nuestra reacción nos puede sorprender.

Sam, así lo llamaremos, fue quien me recibió en el ministerio de IT en mi iglesia en NYC. Recuerdo mucho ese día, porque nos encontramos en los cinemas de enfrente de donde nos reunimos cada domingo, y me costó mucho amarlo por su falta de atención hacia mí. Meses después, tuve la oportunidad de ir conociendo su corazón. Y sí, hay personas en Nueva York que son muy frías o distraídas, pero también tienen cosas buenas. Y él es de los que tiene muchas en su corazón.

Era la primera vez que iba a las oficinas de la iglesia para pasar un buen rato y hablar de muchas cosas con mi líder de servicio. Era uno de aquellos viernes en que no trabajaba por el horario en mi proyecto, y había tomado mi scooter para ir.

Sam estaba allí, y recuerdo que me preguntó si tenía un casco para montar el scooter. Él estaba contándonos que tiene un ‘algo’ con Dios de ir regalando cosas a personas. Había preguntado si conocíamos a alguien que quisiera su televisor, pero ni mi líder ni yo supimos decirle quién. Por mi lado, hice una nota mental de preguntar en el grupo de conexión si alguien estaba interesado.

Pero bueno regreso al tema. Tiempo atrás, mi amada y a veces cantaletosa esposa Lucía me había pedido que comprara un casco ella no quería que andara por la ciudad sin eso, pero yo la ignoré porque, la verdad, me daba mamera, pena y estaba seguro que me dañaría el peinado.

“¿Cuál es tu activo más preciado?” - Preguntó Sam. Sin darme tiempo de responder, continuó: “eres desarrollador, ¿no?”

“Sí” - Le dije mientras pensaba que mi activo más preciado eran mis manos.

“Si eres desarrollador, entonces tu activo más preciado es tu mente. Debes andar por la ciudad con tu mente protegida. Tengo un casco para regalar, y te lo voy a dar a ti para que lo uses cuando montes el scooter ” - Sam me lo dijo como si se creyera mi papá. De inmediato, sentí la misma mamera y tuve la misma reacción que con mi esposa (ignorarla). La diferencia es que mi esposa no tenía el dinero para comprarme el casco (en otra ocasión les hablaré de éste tema, porque mi esposa vive de una mesada), pero Sam ya tenía uno.

Me sorprendió la manera de hablar con autoridad de él, y ahora aprendo que acá en NY hay que hablarle a la gente con mucha autoridad para que te den un espacio de su atención y una pizca de su respeto, como cuando le doy el asiento en el subway a alguien que lo necesita. Es una ciudad agitada y llena de egos, pero maravillosa por su variedad y potencial.

El caso es, que cuando le conté a mi esposa, me dijo que llevaba una semana orando por el tal casco.

¿Cuántas veces nos olvidamos que estas cosas son regalos de Dios? ¿Por qué nos cuesta tanto entender cosas tan básicas, que aprendemos casi que el mismo día que conocemos a Dios, como que todo lo bueno viene de Él? Lo que Sam me dijo era completamente cierto. Dios no quiera, pero, ¿y si me accidento montando scooter? Es más que obvio que el solo hecho de montar scooter en Manhattan aumenta mis chances de accidentarme, pero mi mente terca y orgullosa no lo quería aceptar. Ahora tengo una hija en camino, y aparte de deber cuidarme más por ella y por mi esposa, debo ser un ejemplo aún sin que me vean.

Dicho y hecho, a los dos días, Sam cumplió su palabra y me entregó el casco en la iglesia. Pero ni crean que me había dado cuenta del regalo de Dios. Le dí un 'gracias' artificial, mientras pensaba en lo cansón que iba a ser llevarme ese casco a la casa y que iba a ser un objeto más para acumular en nuestro pequeño apartamento.

Mi esposa estaba felíz cuando lo vio. Dios había cumplido 1 Juan 5:14 al pie de la letra, porque sí es su voluntad cuidarnos, incluyendo si es necesario utilizar objetos físicos. Lo que pasa, es que a veces somos tercos y creemos que lo natural (físico) no es reacción de algo que pasa en lo sobrenatural (espiritual).

Era lunes, el día en que debía usar el casco por primera vez, y, ¿qué hice? Me resistí. Ese día no fui al trabajo en scooter solo para no tener que usar el casco. Pero Dios es bueno y paciente. Nos ama tanto que busca el mejor momento para confrontarnos y llamarnos la atención cuando estamos siendo indisciplinados. Entre ayer y hoy me di cuenta de su bendición y de que lo mismo me puede pasar a mí como padre. Si no soy ejemplo, no voy a poder pedirle a mi hija que utilice un casco para su protección. Además, hoy pude entender lo que sintió Dios cuando lo rechacé el viernes, ¡y el sábado, y el domingo, y el lunes! Me imaginé al lado del árbol de navidad con mi hija, dándole un hermoso regalo que tanto busqué, y viendo cómo ella lo abría y lo despreciaba. Vi la misma pataleta que le hice a Dios por el casco, y me quebré.

Luego de leer lo escrito en este post, me doy cuenta que necesito un corazón un poquito más como el de mi esposa. Un corazón que se sorprenda con cada detalle que me da la vida, un corazón que deje de mirar al piso y levante sus manos al cielo en agradecimiento cada día, celebrando que tenemos a un Dios que nos cuida tanto con ángeles, como con cascos.

Para tu reflexión:

¿Qué regalo de Dios has rechazado o ignorado? ¿Cómo reaccionaste? ¿Qué decisión tomas hoy para evitar el no ver la bondad de Dios?

lunes, 9 de abril de 2018

El precio de milagro

Todos en algún momento hemos orado por un milagro. Sea cual sea, en lo más profundo de nuestros corazones existe la esperanza de que algo sobrenatural ocurra y nos saqué de la situación compleja por la que estamos atravezando. 

En ocasiones no recibimos lo esperando sino algo mejor, aprendiendo con esto que no podemos limitar con nuestra mente a Dios. En otros momentos hemos recibido un NO rotundo que aunque dolió, con el tiempo entendemos un poco mejor las razones. 

Antes de continuar quiero hacer un alto: no es el papa, la virgen, el santo, el pastor, el muñeco, ni el doctor los que hacen los milagros. Es Dios a través del único nombre en el que he visto verdaderos y duraderos milagros en mi vida y la de otros. Recuerdo una canción que se cantaba mucho en la iglesia católica a la que asistía cuando era niña y la cual decía una verdad que nunca entendí porque no se manifestaba en todo lo demás que ellos decían, la canción decía así: "no era la sombra, ni tampoco Pedro, era el Espíritu Santo que Pedro tenía del Nazareno" sí, el nazareno es Jesús, porque no necesitamos ningún otro intercersor delante del padre "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" 1 Timoteo 2:5 

Puesta esta verdad en el tintero continuo, la cuestión es que creo que todos en algún momento hemos recibido un milagro o como en mi caso somos el milagro de alguien que oró y recibió la respuesta. Pero ¿Qué hacemos después de recibir el milagro? algunos celebramos, agradecemos y le contamos a los demás lo que pasó. Pero en ocasiones de la emoción olvidamos darle gracias al que concedió el milagro, ya nos hizo el favor ya podemos seguir con nuestras vidas. 

Pero si somos diferentes, pagaremos diario un precio por este, no hablo de subir una montaña popular en mi ciudad natal, donde la gente va de rodillas para dar gracias por el favor recibido o hacer varias novenas. Hablo de algo más profundo y es llevar una vida de agradecimiento que se convierte en una ofrenda para aquel que nos dio más. Una vida que transforma y que jamás olvida de dónde la sacaron. Hablo de pagar el precio de disfrutar todo lo que viene con el milagro y de vivirlo responsablemente. 

Me explico, si fuiste sano lo más lógico es que evites al máximo los malos hábitos que te llevaron a estar enfermo. Si fuiste libre que no vuelvas a ser esclavo, si eras ciego y ahora ves que vivas como alguien que ve y no como alguien que sigue entre sombras. El precio del que hablo es el del agradecimiento continuo, de matar esos deseos de hacer locuras porque ya estamos bien y ser más sabios para vivir nuestra vida. En pocas palabras el precio del que hablo es el de no desparramar la bendición recibida aún cuando nuestra carne nos pida otra cosa. 

Esta semana quiero animarte a recordar los milagros que ya recibiste, a dar gracias por ellos de nuevo y a pensar si realmente vienes cuidando de ellos o si por el contrario la emoción fue de momento y sigues sumergido en el mismo problema, no porque Dios no te sacara sino porque decidiste volver allí. Vamos agradecer y a seguir creyendo y si aún un milagro no ha sido recibido, ¡no pierdas la fe! no olvides que sea cual sea la respuesta, su voluntad es buena agradable y perfecta. 

lunes, 19 de marzo de 2018

Dale alas a un sueño





Ph: Lucía Hernández- Vista NYC desde Empire State

Si bien soy muy nerviosa con las alturas, he aprendido que puedo vencerlas y que cuando logro llegar a lo más alto de un edificio, una montaña o una atracción de un parque de diversiones, la vista que tengo al final justifica el riesgo. Y es que ver desde arriba las cosas resulta diferente. Los detalles se perciben mejor y puedes ver la belleza del paisaje cualquiera que este sea. 

Y así pasa con los sueños que tenemos, a veces parecen enormes montañas que no podemos conquistar, gigantes como los que vieron los israelitas que fueron a espiar la tierra prometida volviendo con pánico y  desconfianza a desalentar al resto del pueblo. Afortunadamente hubo un pequeño grupo en cabeza de Josué, que vió el paisaje y puso sus ojos por encima de los gigantes para ver todo lo que había prometido Dios. 

¿Tienes sueños? ¿Tienes promesas? es hora de ver por encima de los gigantes, las montañas o los edificios que se atraviesan para creer que pueden ser realidad. Es tiempo de ver el panorama, de creer en lo que Dios te ha dicho y de ejercer tu fe. Esta semana vuelve a darle alas a ese sueño pendiente, vuelve a leer esas promesas que Dios te ha dado en la Biblia y aférrate a ellas como si no existiera nada más. 




lunes, 12 de marzo de 2018

¿A qué le tienes miedo?

Yo le tengo miedo a varias cosas. Me dan miedo las gallinas, la anestesia general, los mimos, las películas de Jurassic Park y las calles que son muy oscuras. Estos miedo pueden parecer absurdos pero me acompañan desde hace años. 

También he luchado contra el miedo al fracaso, a ser demasiado vieja para alcanzar sueños pendientes, y durante mucho tiempo he vivido con el miedo que alguno de los "líderes" mundiales, oprima el botón que acabe con la humanidad o por lo menos la deje en un estado terrible. 

Pero como siempre Dios tiene respuestas en su palabra frente a cada situación y con este tema del miedo no sería la excepción. Leyendo la historia de Pablo en Hechos de los Apostoles 24, cuando está preso y su proceso legal lo está llevando Felix, comprendí con mayor exactitud lo que dice Mateo 10:28 "No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno" (NTV). 

Felix sentía miedo cada vez que Pablo le hablaba del juicio final y le pedía que se callara. Si bien disfrutaba la buena noticia del evangelio y le parecía interesante, verse confrontado con sus pecados y errores le hacía sentir un miedo tremendo. Lo triste es que ese miedo fue más fuerte que las buenas nuevas del evangelio que Pablo le compartió. 

¿Cuántas veces nos pasa eso a nosotros? ¿Cuántas veces hemos vivido bajo el miedo de ser castigados? Pablo le estaba presentando a Felix lo que hoy yo te presento: a Jesús que fue a la cruz a morir por tus pecados, que quiere darte un perdón inexplicable a los ojos humanos y su amor incondicional por la eternindad a través de algo que se conoce como la gracia. A Jesús que resucitó y que te hizo libre del poder de la muerte. A Jesús al que solo necesitas decirle que entre a tu corazón. 

Tenemos la opción de vivir con miedo o de elegir la confianza en un padre que nos ama y nos dio todo para acercarnos a él. No sé cuál sea tu miedo, pero recuerda no puede seguirte dominando más. Solo debes temer a Dios y ese temor más que alejarte de Él debería acercarte. 

Esta semana el reto es sencillo, cada día entrega tus miedos y déjate amar incondicionalmente por Dios. Hay mucho amor en Él para ti y su perfecto amor siempre echará fuera el temor. 

lunes, 5 de marzo de 2018

No estamos viejos


Hace aproximadamente 8 años, en un momento económico complejo donde no encontraba trabajo empecé hacer bolsos, billeteras y un montón de cosas a mano para vender y conseguir algo para cada semana. Me encantaba lo que estaba haciendo, pero quería hacerlo mejor y con mayor velocidad. El cuento es que oré demasiado por una máquina de coser, no solo para hacer lo que ya hacía, sino para dejar volar mi imaginación con otras cosas. Nunca llegó así que enterré el sueño.  

Hace poco a mi esposo se le rompieron dos de sus jeans favoritos y al darse cuenta de que era más costoso comprar unos de la misma marca, que arreglarlos con un parche y una máquina, recordó que Dios desde el principio de nuestro matrimonio le había inquietado a comprarme una y me la regaló. Si 8 años después, cuando el sueño estaba enterrado en lo más profundo.

Cuando la vi quedé pasmada. Vinieron miles de preguntas a mi cabeza: ¿puede una mujer de 32 años aprender algo así? ¿No estoy demasiado vieja? ¿Algún día tendré esta habilidad? En fin, un montón de tonterías que estaban clavadas como verdades por lo que escucho continuamente de otros. No les puedo decir que ya me senté a usarla, aún la miro de reojo, pero ya tengo ideas que me están acercando más a ella y el apoyo incondicional de mi esposo para aprender.

Todo esto, como cada experiencia que vivo en mi vida me enseña algo y ahora mismo estoy enfilando mis esfuerzos en dejar de lado lo que dice el mundo de una edad productiva. Estoy reconociendo que tengo un Dios que no se fija en eso para cumplir su propósito y desarrollar los talentos que nos ha dado, algunos que dormimos o enterramos.

Esta semana no te voy a dar un versículo, te diré que la Biblia está repleta de historias que podrás descubrir donde de lo que parecía inútil Dios sacó lo más bello. Tan solo necesitaron creer y aprender algo nuevo. Ellos se embarcaron a vivir historias imposibles para sus mentes, pero posibles para la mente de Dios.

¿Qué te está llamando a aprender Dios? Quiero animarte a que lo hagas. Recuerda que Dios todo lo hace nuevo y que sus tiempos son diferentes a los nuestros.

lunes, 26 de febrero de 2018

No en mis fuerzas


A penas llegué al lugar me sentía muy emocionada. Sería un día para bendecir a otros con el amor de Jesús y hacer algo para cambiar por un ratico la realidad de esas personas que conoceríamos. No puedo negarles que me sentía nerviosa, no conocía al equipo con el que estaría y comunicarme sería de nuevo el reto.

Todo iba a bien hasta que empecé a interactuar, las manos me sudaban, sentía que mi mente no coordinaba y a pesar de saber cómo hablar ciertas cosas, no pude. De un momento a otro vi crecer la sala, veía la gente más grande y yo me sentía como un gusano. ¿Cómo podría servir de algo sin poder hablar? ¡Quería salir a correr! Igual me quedé hasta el final porque había dado mi palabra. 

No les cuento esto para que digan 'pobrecita' o 'tan valiente' porque no es la idea. En realidad pasé por una semana entera donde mi ánimo estuvo decaído. Lo bueno de todo esto es que aprendí lecciones importantes y una de ellas es que el orgullo me aleja de poder vivir lo que dice Filipenses 4:13.

Yo sé que les suena raro pero sí, había orgullo detrás de todo lo que sentí ese día. Yo creía que era en mis fuerzas que podía hacerlo y para nada estaba disfrutando el proceso que Dios me puso al frente. Ese proceso que incluye no poder hablar siempre, no ser la extrovertida y sobre todo algo mejor: que me lleva a escuchar más. 

Es por eso que esta semana, quiero motivarlos a que le pidamos a Dios que nos quite del camino ese orgullo que no nos deja ser valientes como el sueña. Valientes no en nuestras fuerzas sino en las suyas. Capaces de saber que somos sus hijos y así no supieramos nada Él se glorificaría a través de nosotros. Valientes que no anteponen sus necesidades y sus inseguridades por encima de su plan. Valientes que viven al extremo la libertad de la gracia de Dios dada en Jesús y entienden que vivir procesos no está nada mal. 





lunes, 19 de febrero de 2018

Opinadores

La Biblia nos dice en 1 de Tesalonicenses 5:11 que debemos animarnos entre nosotros. En Hebreos 3:13 habla exhortarnos y finalmente en proverbios 11:14 nos recomienda buscar consejo. ¿Pero qué dice de las opiniones? En realidad, no mucho.  

Por años he buscado ayudar a todos los que puedo. Me encanta ver a la gente bien y quisiera mover cielo y tierra cuando alguno de mis amigos sufre. Y esto no está mal, el problema es que en ocasiones olvido que no soy Dios y me convierto en una opinadora de la realidad de los que buscan esa ayuda.

Desde hace un par de meses, he venido despertando mis ojos y mis oídos a esta realidad. Puedes verlo en las redes sociales, en las familias, en las noticias, en todo lado. Todos tienen una opinión sobre los demás o sobre las cosas, y esto nos está llevando a un ciclo interminable de jugar a ser Dios juzgando todo lo que nos rodea.  

Siendo esta la última estrategia que quiero presentarte para que continuemos en nuestra carrera como cristianos, quiero retarte a opinar menos y bendecir más. ¿Cómo vamos a bendecir? Simple: cada que tengas ganas de criticar lo que una persona hace vas a verlo con los ojos de Jesús. En vez de sacar un montón de palabras en su contra vas a orar por esa situación. Si tienes la posibilidad y consideras que es el tiempo vas a animar, a exhortar o si te lo piden vas a dar un consejo. Todo lo anterior sin proferir una sola opinión del asunto. ¿Difícil? Sí, pero no imposible.

¿Te animas? Yo ya comencé y la libertad que experimentado cuando logro vencer no tiene explicación

lunes, 12 de febrero de 2018

Un dulce bocado diario


Leer es una de las cosas que más me gusta hacer en la vida. Siempre he contado que ver a mi mamá leyendo con tanta pasión hizo que yo me enamorara de ese hábito y que no lo soltara jamás.

En mi primera carrera leí todo tipo de libros. Para formarme como Trabajadora Social tuve que pasar largas horas conociendo muchas disciplinas y pensamientos; por 8 semestres estuve tratando de entender un poco mejor a los seres humanos con los que iba a trabajar, y a la par me conocí un poco mejor entre tantas interesantes teorías.

Pero llegó un punto en mi vida donde tanto conocimiento ya no llenaba ni lograba explicar muchas cosas que estaba viviendo a mi alrededor. Empecé agotarme y comprendí un poco mejor lo que Pablo dice en Filipenses 3:8 “es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo” (NVI)

No estoy diciendo que leer libros sea malo, de hecho, lo sigo haciendo y me encanta. Pero esta semana y como parte de las estrategias que estamos recorriendo juntos quiero motivarte a leer con un propósito: conocer más a Jesús, y es en la Biblia donde desde el principio vamos a hallar todo sobre él.

Hoy te invito a leer la Biblia, a que le pierdas el miedo y que la recorras sin prejuicios ni voces que te dicen que es un libro antiguo que no aplica para estos tiempos. Si nunca lo haces o dejaste de hacerlo por la razón que sea ¡dale una oportunidad!, si ya la lees y estás en ese proceso de descubrirla, pídele a Dios que te lleve a disfrutarla como el más delicioso bocado diario que te puedes llevar a tu corazón.

La Biblia nos transforma, es palabra de Dios, es vida, es gracia, es libertad. Es mas sencilla de lo que nosotros mismos la hemos vuelto y más sabia que cualquier autor que podamos descubrir en la más preciosa biblioteca. Cuando te enamoras de ella no la quieres dejar de leer y es posible que se convierta en él único libro que día tras día a pesar de haber leído la misma historia quieras volverlo a recorrer.

Señor, te pedimos que nos des amor por tu palabra. Que podamos cada día disfrutarla como parte esencial de nuestras vidas. Que se convierta en uno de nuestros más poderosos refugios cuando no sabemos a donde ir o cuando todo parece estar perfecto. Danos sabiduría para entenderla y más de tu Espíritu Santo para comprender lo que nos quieres enseñar. Que podamos conocer más de Jesús y disfrutar mucho más de su compañía a través de ella.

lunes, 5 de febrero de 2018

A horas inusuales


¡No te des tan duro! Sí, ya estuvimos identificando esos pecados favoritos para entregárselos a Dios y poder continuar con menos peso en nuestro camino con Él, pero no puedes quedarte ahí y mucho menos darle espacio a la culpa. Dejar eso que estorba no debe ser motivo de tristeza o de carga, sino de libertad.

Ahora bien, vamos a continuar con nuestra siguiente estrategia para esta nueva semana, me encanta porque es un tema del que Dios me ha venido hablando y con el que me ha dado mucha más libertad.

Aunque existen diferentes referentes de esto en la Biblia, hoy quiero que te fijes en estos dos versículos: el primero está en Hechos 10:9 y el segundo en Hechos 10:30. Allí encontrarás la historia de Pedro y Cornelio, dos hombres que estaban orando a horas inusuales; uno cerca del medio día y otro alrededor de las 3 de la tarde. Lo increíble, es que sin importar que fuera a esa hora, recibieron una visión de Dios que desencadenó en el entendimiento de algo de lo que aun hoy podemos estar agradecidos.

La cuestión es que por lo menos yo, sentía un peso muy grande cada vez que no me salía eso de orar en la madrugada, en un lugar específico y con todo a mi favor para poder escuchar la voz de Dios. Un día por ejemplo, le conté a unas personas que yo a veces lograba orar mejor mientras me duchaba y al rato alguien en autoridad dijo que eso no estaba bien y que era un irrespeto ante Dios. No te imaginas cómo me marcó y bloqueó eso en mi relación con Él por un buen tiempo. ¿Te ha pasado algo así? ¿Piensas tú lo mismo?

Esta semana quiero animarte a ver la oración de una manera diferente, quiero invitarte a romper esquemas y a ser estratégico a través de ello. Mi propuesta es que durante esta semana, puedas sentirte con libertad de orar en cualquier momento del día que antes para ti podía parecer imposible. Puedes tener citas con Jesús a la hora del almuerzo, mientras corres, vas en el transporte público o mientras limpias tu casa. Todo tiempo es bueno para orar, para tener una conversación Dios y quién quita para tener una visión de lo nuevo que Dios quiere enseñarte.


¡Quita toda religiosidad! ¡Quita todo esquema aprendido! Disfruta esta semana de la libertad de acercarte a Dios en todo momento y de poder vivir cosas que pueden llegar a ser sobrenaturales en horas inusuales.

lunes, 29 de enero de 2018

Dejando atrás lo que estorba.




La Biblia nos dice en Proverbios 20:18 “afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia” (NVI). Estas próximas semanas, quiero retarte a ser una persona estratega. Quiero que juntos podamos vencer todos esos enemigos que no nos permiten avanzar en nuestra carrera como cristianos.

Quizá ya has escuchado la frase “salir de la zona de confort”, diferentes motivadores, predicadores y personas, la usan para retar a otros a hacer eso que hasta ahora no se han atrevido por miedo. Por eso esta semana quiero retarte a salir de esa zona cómoda.

Cuando estaba preparando estos nuevos temas de devocionales, Dios me llevó a darme cuenta de lo cómodos que vivimos en nuestros pecados favoritos. Sí, pecados favoritos; que parecen insignificantes al lado de los que cometíamos antes, pero que están estorbando nuestro camino. De esa zona de confort es de la que quiero que salgamos juntos.

Les voy a confesar cuál es mi pecado favorito: últimamente me ha dado por darle espacio al malgenio, ¡y vaya que luchar contra eso trae sus batallas duras! Tal vez el tuyo no sea ese, pero qué de las mentiras “blancas”, la cantaleta, la pereza, la postergación, la criticadera, manipulación etc… Pecados que parecen inocentes, pero que nos hacen mucho daño y de los que debemos salir rápidamente.

¿Pero cómo salimos de allí? Sencillo, está será nuestra primera estrategia: todos los días de esta semana vamos a pedirle a Dios que nos haga conscientes de eso que venimos haciendo mal y que sabiéndolo o no, nos aleja de su propósito y de vivir una vida en abundancia. Cada vez que identifiques algo vas a escribirlo en un listado, este nos ayudará a orar con mayor efectividad y nos permitirá pedir perdón con mayor claridad.

No te desanimes. No se trata de pensar que todo lo hacemos mal, sino de depender más de Dios y poder trabajar de su mano eso que necesitamos dejar por nuestro bien, y si lo piensas el bien de todos los mortales que nos rodean. No olvides: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo!” 2 Corintios 5:17 (NVI) Dios tiene preparadas para ti cosas increíbles y sobrenaturales, no está de más limpiar la casa para recibirlas.


lunes, 22 de enero de 2018

No lo intentes más

Esta semana estuve viendo una película para adolescentes, ya sé que estoy muy grande para eso, pero por alguna razón Dios siempre me habla a través de ellas. En esta ocasión fue The Outcasts o Los Marginados en su versión en español la que terminó ministrando mi vida. Y luego de verla llegué a una conclusión: ¡Me cansé de intentar! Sí, ya no quiero intentar más.

Una y otra vez intenté escribir, crear contenido, cocinar, ser mejor amiga, esposa, líder, hablar inglés, cantar y otras tantas cosas sin ver resultados. Definitivamente intentar ha sido agotador, por eso hoy renuncio públicamente a seguir intentando, porque por primera vez en mi vida quiero hacer que las cosas pasen.

Te lo explico mejor. En la película, la protagonista le dijo a su mejor amiga una frase usada por el maestro Yoda en Star Wars: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes” ¿están leyendo? ¡No lo intentes! Esta frase no solo me encantó, sino que confrontó mi corazón.

La Biblia en Santiago 1:22 nos invita a no ser solo oidores de la palabra sino hacedores. Así mismo, es en nuestra vida y en cada propósito o cambio que queremos realizar, por eso necesitamos dejar de intentar y pasar a la acción. Es posible que en el proceso debamos hacer ajustes, buscar estrategias y nuevas formas de llegar a la meta, pero recuerda: en todo tiempo y en cada reto tenemos a Jesús de nuestro lado dispuesto a mostrarnos lo que debemos hacer y disponible 24/7 para motivarnos a no desistir.

Pidamos a Dios que nos ayude a través de su Espíritu Santo a ser hacedores, a dejar de lado cada cosa que nos impide avanzar, y sobre todo a ver a Jesús como nuestro ejemplo y nuestro socio en cada cosa que estamos haciendo.


De corazón anhelo que a final de este año, puedas ver un balance positivo en tus propósitos y no un saldo pendiente contigo mismo. 

lunes, 15 de enero de 2018

Devocional Semanal: ¿cómo vamos con las excusas?

Yo no sé si a ustedes les pase igual, pero cada vez que comienzo algo o que no veo los resultados esperados en lo que estoy haciendo, me asaltan un montón de dudas, todas apuntando a lo mismo: ¿vale la pena lo que estoy haciendo?

Y es que a mi mente llegan pensamientos como: nadie te va a ver, leer o deberías estar haciendo otra cosa porque para esto no eres buena. Y sé que no soy la única porque frecuentemente escucho personas a mi alrededor, que me manifiestan con sus palabras dudas muy similares con aquello que están llevando a cabo.

No te voy a decir que esto va a dejar de suceder. Para nada, por el contrario, soy de las que cree que cuando te atreves a soñar y arriesgarte hacer esas cosas que creías imposibles, vendrán una y otra vez estas mismas preguntas. Y realmente el problema no es que aparezcan, sino que las conviertas en tus excusas favoritas para no continuar con lo que estás haciendo.

No sé si ya lograste bajar tu primer kilo, si empezaste con tus clases de inglés o si le pusiste nombre a ese proyecto en el que quieres trabajar. No sé si tus propósitos están tomando forma o si están en crisis.

Por eso, esta semana quiero proponerte que hagas lo que nos dice 2 Corintios 10:5 “lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” sí, cada uno, sin reparos. Deja de consentir en tu cabeza esas ideas perjudiciales que te están alejando de tus propósitos personales, y peor aún del propósito de Dios para tu vida.

Hace tiempo aprendí que las excusas no nos dejan avanzar y que, si no la reconocemos como un problema, veremos frustrado todo a nuestro alrededor. ¿Quieres soltar las excusas?


Señor, hoy te pedimos que tu Espíritu Santo nos ponga alerta cuando estemos pasando por momentos de duda, que nos ayude a identificar las mentiras que estamos creyendo y esas excusas favoritas que no nos están permitiendo cumplir con lo que pusiste en nuestras manos. Recuérdanos que podemos llevar cautivo cada uno de nuestros pensamientos a tu obediencia, y que tú puedes limpiar con tu preciosa sangre nuestra mente de todos ellos. 

lunes, 8 de enero de 2018

Devocional semanal: Chao doble ánimo.

Arrancamos la segunda semana del año, algunos ya están cumpliendo sus propósitos y otros están esperando las condiciones adecuadas para realizarlos. La cuestión es que al pasar los días las ganas se nos agotan, y al no ver los resultados esperados vamos dejando de lado la emoción de los primeros días.

Ya hemos venido trabajando en dejar de lado la pereza y debemos continuar erradicándola, pero ahora debemos dar un paso más complicado: abandonar el doble ánimo.

Y es que la persona de doble ánimo no es muy bien vista en varios lugares de la Biblia, sobre todo en Santiago 1:6-8, quien la describe como una persona que le falta fe y se deja invadir fácilmente por la duda.

¿Tienes miedo de no lograr lo que te propones? La solución a esto no es dejar de hacer. ¿Te da miedo fracasar? Dejar tirado cada proyecto que emprendes no se llevará el miedo, ni traerá a tu vida el éxito que quieres alcanzar. ¿Te importa lo que puedan decir los demás? La gente siempre tendrá una opinión al respecto de cómo debes llevar tu vida, pero recuerda que Dios no hace las cosas como el mundo las hace.

Tenemos en Cristo el mejor ejemplo de alguien constante su sí, fue un sí y su no, fue un no. Sobre todo, el ejemplo de alguien que supo esperar los tiempos correctos, sin dejar de hacer lo que le correspondía para cumplir su mayor propósito.

Te quiero hacer unas preguntas: ¿Podrías esperar 30 años para que tu empresa sea exitosa? ¿30 años para ver el cuerpo soñado? O ¿30 años para ser la persona reconocida que sueñas ser? Pues Él esperó 30 años, y tan solo disfruto 3 viviendo su sueño en la tierra.

Pues bien, esta semana te invito a meditar en una gran verdad: Jesús, el que fue constante, es quien vive en ti y puede enseñarte a dejar el doble ánimo de lado. Pídele que te ayude, que te dé un empujón de ser necesario cada vez que tus emociones, miedos, dudas o falta de fe te aborden y quieran alejarte de lo que te propusiste hacer.

De seguro al tomar la decisión vendrán nuevas oportunidades disfrazadas de pruebas para ser fuerte en Jesús y vencer el doble ánimo. ¡Pero estoy segura, lo vas a lograr! 

lunes, 1 de enero de 2018

Devocional semanal: ¡Deja la pereza!

La Biblia nos dice en proverbios 13:4 “el perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplido sus deseos” (NVI).

Comenzó el 2018, estamos llenos de retos, propósitos y ganas de hacer de este año algo diferente. Nada de esto es malo y por supuesto si de aquí al 31 de diciembre lo logramos estaremos de seguro muy felices.

Pero la Biblia es clara, dejar la pereza es uno de los principales propósitos para que veas esos deseos escritos hechos realidad. Hoy quiero animarte a que esta primera semana de enero saques la pereza de tu vida. Pídele a Dios que te ayude a ser fuerte, a levantarte temprano, y si es necesario ir unas horas más allá en la noche para cumplir con lo que te propongas.

Hay una promesa esperando por ti: si eres diligente verás tus deseos cumplidos. Este 2018 no es para ambicionar lo que otros tienen, sino para brillar con luz propia y alcanzar las promesas que Dios nos ha dado.


Señor, hoy te pedimos que nos des la diligencia suficiente para cumplir lo que nos propusimos, ayúdanos a entender que la pereza es un pecado y como pecado nos roba la libertad de ver tu voluntad realizada en nuestras vidas.