lunes, 19 de marzo de 2018

Dale alas a un sueño





Ph: Lucía Hernández- Vista NYC desde Empire State

Si bien soy muy nerviosa con las alturas, he aprendido que puedo vencerlas y que cuando logro llegar a lo más alto de un edificio, una montaña o una atracción de un parque de diversiones, la vista que tengo al final justifica el riesgo. Y es que ver desde arriba las cosas resulta diferente. Los detalles se perciben mejor y puedes ver la belleza del paisaje cualquiera que este sea. 

Y así pasa con los sueños que tenemos, a veces parecen enormes montañas que no podemos conquistar, gigantes como los que vieron los israelitas que fueron a espiar la tierra prometida volviendo con pánico y  desconfianza a desalentar al resto del pueblo. Afortunadamente hubo un pequeño grupo en cabeza de Josué, que vió el paisaje y puso sus ojos por encima de los gigantes para ver todo lo que había prometido Dios. 

¿Tienes sueños? ¿Tienes promesas? es hora de ver por encima de los gigantes, las montañas o los edificios que se atraviesan para creer que pueden ser realidad. Es tiempo de ver el panorama, de creer en lo que Dios te ha dicho y de ejercer tu fe. Esta semana vuelve a darle alas a ese sueño pendiente, vuelve a leer esas promesas que Dios te ha dado en la Biblia y aférrate a ellas como si no existiera nada más. 




lunes, 12 de marzo de 2018

¿A qué le tienes miedo?

Yo le tengo miedo a varias cosas. Me dan miedo las gallinas, la anestesia general, los mimos, las películas de Jurassic Park y las calles que son muy oscuras. Estos miedo pueden parecer absurdos pero me acompañan desde hace años. 

También he luchado contra el miedo al fracaso, a ser demasiado vieja para alcanzar sueños pendientes, y durante mucho tiempo he vivido con el miedo que alguno de los "líderes" mundiales, oprima el botón que acabe con la humanidad o por lo menos la deje en un estado terrible. 

Pero como siempre Dios tiene respuestas en su palabra frente a cada situación y con este tema del miedo no sería la excepción. Leyendo la historia de Pablo en Hechos de los Apostoles 24, cuando está preso y su proceso legal lo está llevando Felix, comprendí con mayor exactitud lo que dice Mateo 10:28 "No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno" (NTV). 

Felix sentía miedo cada vez que Pablo le hablaba del juicio final y le pedía que se callara. Si bien disfrutaba la buena noticia del evangelio y le parecía interesante, verse confrontado con sus pecados y errores le hacía sentir un miedo tremendo. Lo triste es que ese miedo fue más fuerte que las buenas nuevas del evangelio que Pablo le compartió. 

¿Cuántas veces nos pasa eso a nosotros? ¿Cuántas veces hemos vivido bajo el miedo de ser castigados? Pablo le estaba presentando a Felix lo que hoy yo te presento: a Jesús que fue a la cruz a morir por tus pecados, que quiere darte un perdón inexplicable a los ojos humanos y su amor incondicional por la eternindad a través de algo que se conoce como la gracia. A Jesús que resucitó y que te hizo libre del poder de la muerte. A Jesús al que solo necesitas decirle que entre a tu corazón. 

Tenemos la opción de vivir con miedo o de elegir la confianza en un padre que nos ama y nos dio todo para acercarnos a él. No sé cuál sea tu miedo, pero recuerda no puede seguirte dominando más. Solo debes temer a Dios y ese temor más que alejarte de Él debería acercarte. 

Esta semana el reto es sencillo, cada día entrega tus miedos y déjate amar incondicionalmente por Dios. Hay mucho amor en Él para ti y su perfecto amor siempre echará fuera el temor. 

lunes, 5 de marzo de 2018

No estamos viejos


Hace aproximadamente 8 años, en un momento económico complejo donde no encontraba trabajo empecé hacer bolsos, billeteras y un montón de cosas a mano para vender y conseguir algo para cada semana. Me encantaba lo que estaba haciendo, pero quería hacerlo mejor y con mayor velocidad. El cuento es que oré demasiado por una máquina de coser, no solo para hacer lo que ya hacía, sino para dejar volar mi imaginación con otras cosas. Nunca llegó así que enterré el sueño.  

Hace poco a mi esposo se le rompieron dos de sus jeans favoritos y al darse cuenta de que era más costoso comprar unos de la misma marca, que arreglarlos con un parche y una máquina, recordó que Dios desde el principio de nuestro matrimonio le había inquietado a comprarme una y me la regaló. Si 8 años después, cuando el sueño estaba enterrado en lo más profundo.

Cuando la vi quedé pasmada. Vinieron miles de preguntas a mi cabeza: ¿puede una mujer de 32 años aprender algo así? ¿No estoy demasiado vieja? ¿Algún día tendré esta habilidad? En fin, un montón de tonterías que estaban clavadas como verdades por lo que escucho continuamente de otros. No les puedo decir que ya me senté a usarla, aún la miro de reojo, pero ya tengo ideas que me están acercando más a ella y el apoyo incondicional de mi esposo para aprender.

Todo esto, como cada experiencia que vivo en mi vida me enseña algo y ahora mismo estoy enfilando mis esfuerzos en dejar de lado lo que dice el mundo de una edad productiva. Estoy reconociendo que tengo un Dios que no se fija en eso para cumplir su propósito y desarrollar los talentos que nos ha dado, algunos que dormimos o enterramos.

Esta semana no te voy a dar un versículo, te diré que la Biblia está repleta de historias que podrás descubrir donde de lo que parecía inútil Dios sacó lo más bello. Tan solo necesitaron creer y aprender algo nuevo. Ellos se embarcaron a vivir historias imposibles para sus mentes, pero posibles para la mente de Dios.

¿Qué te está llamando a aprender Dios? Quiero animarte a que lo hagas. Recuerda que Dios todo lo hace nuevo y que sus tiempos son diferentes a los nuestros.