lunes, 29 de diciembre de 2014

Un fin de año a la vez



Se acerca el fin de año y con él todos los propósitos que nos hacemos con entusiasmo para cambiar lo que no nos gustó del año que se despide. Unos se proponen adelgazar, otros a conseguir pareja, cambiar de trabajo, viajar y el más común de todos hacer ejercicio. Todo lo anterior muy bueno pero por lo general se queda en promesas. 

A veces pienso que hemos tomado como cliché escribir cosas bonitas, pedir deseos y hacer toda clase de rituales humanos para pensar positivo del año que viene, creamos en nuestra mente una especie de conjuros positivos creyendo que la actitud y los pensamientos buenos serán los responsables para conseguir que desde el 1 de enero todo sea diferente. 

Pero queridos seamos sinceros y realistas creer que todo lo bueno viene por realizar esos ‘Poderosos’ rituales es quizá una de las mentiras que nos hemos creído por años y a la hora de la verdad estamos jugando a evadir nuestras realidades sin hacer verdaderos cambios. 

Yo no les digo que está mal hacer esas cosas, de hecho yo soy de las que escribo lo que me gustaría alcanzar el siguiente año y hago una lista detallada de peticiones a Dios en quien confío plenamente, a lo que me refiero es a poner nuestra fe en esas cosas y creer que eso es suficiente. 

Este año aprendí que tu realidad no la hace solamente lo que piensas, sientes o crees, pero si la hace cada instante que vives, la fuerza y la fe que le imprimes a la vida cada día que pasa. No podrás librarte fácilmente de la enfermedad, de una pérdida o de sentirte solo, no te puedes librar mientras estás vivo de pasar decepciones, quedarte sin empleo o sin la persona que amas y así podría seguir con miles de momentos que al final hacen atractivo estar vivo y ser mejor. 

No sé cómo será el nuevo año yo creo lo bueno y espero que sea mejor en muchos aspectos que el 2014, no sé si tendremos más dificultades o si por el contrario veremos el final de muchas pruebas que pasamos lo que sé es que espero ser suficientemente valiente y amorosa para transformar el pedacito de mundo que me corresponde, que haré lo posible y lo que este a mi alcance para conseguir esos sueños que tengo desde hace tanto. 

No se detengan en lo complejo, en lo que no fue y sonrían, sientan más y salgan de sus casas a contemplar el mundo de vez en cuando. No dejen todo a la suerte ¡Feliz año! 


viernes, 5 de diciembre de 2014

El pasado que no ha sido pisado



El pasado es eso que quedó atrás pero que uno decide si lo regresa y lo hace su presente, es sin duda alguna el verdugo del futuro que esperas y sin pensarlo dos veces un buen reparador de recuerdos importantes. 


Lo que yo no entiendo  y aún me cuesta comprender  es el  porqué de nuestra fascinación femenina hacía él, sobre todo esa fea y cruel maña de usarlo para revolver el dolor y las historias más trágicas de nuestra vida amorosa. 


Aquí no habló de las súper mujeres liberadas y autónomas que no sufren de los mismos males que las otras, de ellas no, son una buena moda que espero que sea tan real en sus mentes como en las cosas que publican en las redes.


Hablo de las otras tildadas de brutas muchas veces y en las cuáles me incluiré, por el simple hecho de haber tomado la decisión incorrecta y haberme enamorado de esa decisión perdidamente. Hablo de nosotras las que nos hemos visto envueltas en el recuerdo por mucho tiempo, de un personaje que nos jodió literalmente la vida y se largó con otra. 


Esas que padecimos que nos dedicaran Usted de Diego Torres y Vicentico como si fuera la manera más sutil de decirnos “terminamos pero fresca me cambiaste la vida eres única” en pocas palabras “Me hiciste una mejor persona para otra”. 


El pasado pisado dice mi sabía madre, pero pareciera que no nos gusta pisarlo. Aquí le doy unos indicios de esta situación: si usted es de las que revisa el Facebook de su mala decisión y le molesta que tenga una nueva novia que en su concepto no es tan maravillosa como usted y tiene pinta de bruja malvada déjeme decirle que está en la mala. Acto seguido quiere verlo rogarle y pedirle perdón por todo el daño que le hizo para rechazarlo como se merece y recordarle que “sus besos ya serán besos usados” está peor. 


Esto  es un llamado a pisar ese pasado, a sacarnos de la cabeza que nuestro orgullo es más valioso que sentir paz. A ser mujeres decididas y capaces de sacudirnos el  polvo de esos que nos rechazaron, que se fueron con otra o simplemente nunca nos pararon bolas. Ya estuvo bueno de sufrir de mentirnos a nosotras mismas y seguir esclavas de un amor que no fue, de abrirle la puerta al presente y de pensar mejor esas decisiones con las que nos vamos a meter en el futuro. 


La Biblia dice que “Sobre toda cosa guardada guardemos nuestro corazón porque del mana la vida” Proverbios 4:23, yo creo que este es el tiempo, sáquelo de Facebook, no le conteste más llamadas deje de conservar la esperanza de un perdón genuino que no va a llegar, por el bien suyo y de esta sociedad agobiada y doliente que en diciembre acostumbra a recordar a los que no están como si los que están presentes no contaran.



Dedicado a todas mis amigas, a esas genuinas mujeres que entregaron el corazón y se los devolvieron hecho pedazos. A ellas que son únicas y que son tan valiosas que no merecen vivir en el pasado cruel sino en el presente donde brillan estando solas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ni con el pétalo de una rosa pero tampoco con la palabra moza



Ver a los hombres pintarse los labios de rojo apoyando una campaña a favor de las mujeres y pidiendo que se acabe la violencia contra ellas es realmente interesante pero en el fondo sabemos que para otros hombres no quedará sino en burlas y el símbolo no cambiará las cifras. 


Pero el verdadero problema que veo no es que se pinten los labios y mucho menos que sean los hombres los causantes de las tristes cifras, el profundo problema que observo es que a diario veo como nos violentamos entre mujeres sin importarnos nada. 


Veo como en una continua competencia por cosas tan sencillas como un puesto en Transmilenio nos empujamos, decimos groserías y hasta nos golpeamos y me pone a pensar que la mayor fuente de violencia contra las mujeres la generamos nosotras mismas.


Si no es así entonces que levante la mano la mujer que jamás ha criticado a otra, que nunca ha llamado perra o zorra a otra por la manera en que viste o porque su ex novio se fue con ella. Levanten la mano las mujeres que no se burlan de otras por la manera en que  van vestidas o como hablan y de paso no arman nunca chismes para que sus amigos no se junten con otra chica a la que no conocen pero asumen que es merecedora de llamarse mojigata, zunga o solapada sólo porque no hace lo mismo que ustedes. 


Creo que al menos en una no puedo levantar la mano, pero asumo que en todas en algún momento he fallado. Saben en el poco mundo laboral que he experimentado mis peores experiencias no han sido con los hombres por el contario son las mujeres las que han logrado que odie el ambiente laboral y a las que menos puedo plantearles una idea. 


Nos damos codo, nos lastimamos y nos hacemos la vida imposible unas a otras creo que el mayor matoneo que he recibido en mi vida lo recibí de mujeres, pues estudié en colegio y universidad femenina y lo que viví no siempre fue lo más grato. De paso en una familia llena de mujeres se corren los mismos riesgos que en una donde predominan los hombres. 


Yo propongo algo, empecemos por nosotras para erradicar la violencia en contra de las mujeres, cuidémonos, cuidemos la reputación de la otra y seamos más amables. El día que veamos el potencial que tenemos todo puede ser diferente; porque finalmente somos las que criamos a los hombres y podemos darles ejemplo de cómo respetar a las mujeres con las que estarán. Dejemos de lado la envidia para darle paso a la admiración. Demos paso a generar entre nosotras fortalezas que nos cuiden del daño que pretenden hacernos y seamos guerreras que cuidan la una de la otra desde las palabras, los sentimientos y las acciones.