miércoles, 5 de julio de 2017

El libro de Dios



Una vez escuché que cuando me arrepentía de corazón y pedía perdón por mi pecado, Dios borraba de su libro inmediatamente toda la información que le recordara lo que hice. Era mi decisión si volvía a escribir allí la misma historia, nadie más podría dañar con tinta lo que Él había borrado con la sangre de su hijo.

Aunque me pareció maravilloso este nivel de perdón ofrecido por Dios, con los años me di cuenta que esta verdad preciosa y liberadora no era lo que estaba viviendo. Tenía el deseo de ser diferente y vivir una vida única para Él, pero constantemente los errores del pasado no me dejaban dar los pasos suficientes.

Los recuerdos de las malas decisiones venían en forma de pesadilla. La culpa se llevaba los sueños, y no eran los míos sino los de Dios los que parecían irse de mis manos.

Creí que solo haciendo cosas podría saldar mis pecados del pasado, me uní en una desenfrenada ola de actividades dentro de la iglesia y fuera de ella, todo lo que pudiera dar a otros sería mi penitencia para sentirme perdonada. Pero nada funcionó.

Un día leyendo la Biblia me encontré con este versículo en Segunda de Corintios 7:10  “la tristeza que Dios busca es la que produce un cambio de corazón y de vida. Ese cambio lleva a salvación y por ello no hay que lamentarse. En cambio, la tristeza del mundo lleva a la muerte”(PDT).

Me había arrepentido de corazón años atrás, ya no era igual, los errores que cometía no eran los mismos y mi deseo de agradar a Dios era genuino. Entendí que el perdón de Dios no se parece al nuestro, para Él el arrepentimiento es merecedor de un banquete y un momento de sabiduría es suficiente para darle un giro a una historia.

No necesitaba hacer más que honrar lo que Jesús había hecho por mí en la cruz, valorar cada pequeña gota de sangre que había pagado por mi salvación. Supe que haría muchas cosas mal durante mi proceso con Él, pero sabía que si iba todos los días a sus brazos de amor, su perdón inagotable alcanzaría para borrar una y otra vez de su libro mi ofensa y escribir sobre las páginas en blanco los aciertos en nuestra relación



 santalulada

No hay comentarios:

Publicar un comentario